Pregón Semana Santa Arriate 2014 (Antonio Gamarro)




         PRESENTACIÓN.

         Treinta y tres son los años que Nuestro Señor Jesucristo estuvo en la tierra conviviendo con nosotros, ninguna persona, grupo u organización ha revolucionado tan drásticamente, los corazones, las conciencias, las conductas, los espacios…, como la influencia que Él ha tenido sobre nosotros en tan corto espacio de tiempo. Su palabra hace temblar los cimientos de toda ideología, corriente o pensamiento.

         Las tradiciones afincadas en nuestra tierra, y me estoy refiriendo en concreto a todas aquellas manifestaciones populares relacionadas con la Semana Santa, nos acercan de una forma muy sentida a los momentos más importantes de la vida de Jesucristo, nos presentan acontecimientos dolorosos e injustos, pero a la vez nos ofrece: amor, perdón, compasión y sobre todo, nos regala la Resurrección como premio a la fe y a las obras.

         Se protege aquello que se quiere, por lo tanto, debemos comprometernos en defender y en mantener el legado que hemos heredado, porque legítimamente nos pertenece, porque honestamente merece la perpetuidad, porque nos aporta un beneficio individual y grupal  inconmensurable.

         Durante Treinta y tres años Cristo nos acompañó y treinta y tres son las páginas que recoge este Pregón, llenas todas ellas de puro sentimiento, amor y cariño a la tierra.



Antonio Alcántara España







Este pregón está dedicado
a mi padre, Antonio Gamarro Sánchez.
Mi Cristino favorito








Pontificia y Patriarcal Iglesia
San Juan de Letrán
Arriate, 11 de abril de 2014

Viernes de Dolores





Pregón de la Semana Santa 2014.
         Excelentísimo Ayuntamiento de Arriate.

El sol abrasador de finales del mes de julio se ceba sobre nuestras cabezas, ¡menuda losa que aprisiona y fatiga el pensamiento! A lo lejos se divisa un enorme barco, el cual adorna como si de un bello broche se tratara, prendido en la solapa de mar más cercana al puerto. El rugido de su bocina despierta de la siesta a muchos conciudadanos que habitan en la metrópolis, los cuales, lograron conciliar el sueño obviando el intenso ruido de fondo producido por el frenético tráfico rodado.

La bruma, engendrada en el mar y fruto del calor casi combustible, con su velo cubre la grandeza de sus edificios, de sus calles, de sus plazas e iglesias, de la misma forma que enturbia mi mente sin yo quererlo. Una ciudad viva, a pesar del torticero sueño de la tarde que, en mi caso, acosa mi consciencia; una urbe que se desenvuelve, que se mueve, que respira… Sin embargo en mí, todo lo siento parado, sin vida…aprieto los labios de impotencia porque no saco nada, ninguna cosa encuentro. Tras una pasajera mirada a la ciudad que corre, marcha y empuja, aprieto el lápiz entre mis dedos y casi lloro. ¡Qué  lejos te tengo, ya que no puedo verte, déjame al menos compararte! ¡por más que lo intento no te tengo, no te siento, no te huelo…!

Un fresco aroma a jazmín se presenta de forma inesperada, y entonces pienso: ¡por favor que se pare el tiempo, que llegue el momento, que aparezca el recuerdo abriendo cercos, que actúe como un arado en mi pensamiento haciendo florecer todo lo que deseo y pretendo! Justo entonces, llega un señor con un pitillo apagado entre sus dedos y me pregunta:

-        ¿Oye tienes fuego?

Yo le contesto:

-        No, no tengo, dejé de fumar hace tiempo; pero espera, el cirio que alumbra…perdón, no tengo fuego.

El hombre se aleja y tras de sí, va dejando el aroma a jazmín que emana de una docena de biznagas, clavadas sobre una penca de chumbera, un poco arrugada, fruto de la deshidratación sufrida. De pronto pienso: ¡Oh se perdió momento! ¡Qué impotencia! y parecía que la inspiración llegaba. Vacío y cansado por el esfuerzo, por el tiempo perdido, me paro, me relajo y me duermo.
         SALUDA. (Con la venia)


Reverendísimo Sr. Párroco de nuestra Iglesia de San Juan de Letrán.

Excmo. Señor Alcalde y Corporación Municipal del Ayuntamiento de Arriate.
        
Reverendas y queridas Madres de San José de la Montaña.

Hermanos Mayores y Juntas de Gobierno de pasión y gloria de Arriate y alrededores.

Pregoneros que me precedisteis en este magnífico estrado.

Amigos y familiares que me acompañáis.

Queridas arriateñas y arriateños que hacéis posible la Semana Santa.


Antes de empezar quiero dedicar unas palabras al Decano que preside hoy el balcón del cielo, a mi padre D. Antonio Gamarro Sánchez. Todo lo que he sido y todo lo que soy a ti te lo debo. Tu conciencia y tu maestría me sedujo en el valor de la justicia; tu religiosidad nos colmó de valores nobles y buenos. Tu ternura, tu emoción y tu talento, engalanan hoy ese balcón divino al cual te asomas, y lleno de orgullo, tu hijo te dedica este sueño desde este templo, ¡Tu Templo!

Gracias a ti mamá, tú también ocupas un lugar de precedencia en este momento. Sin duda alguna, has abierto en mí ese surco donde florece fuerte y vigoroso el sentir cofrade, el cariño sencillo y verdadero a la tierra que nos vio nacer, y que ahora nos acoge fraternalmente.

Mi agradecimiento a Don Melchor Conde Marín y a toda la Corporación Municipal por el honor que habéis depositado en mi persona, por confiar en mí y por ofrecerme la oportunidad de hablar de mi pueblo, de mi tierra, de mi gente. Sin duda alguna, me has ofrecido un trabajo de gran responsabilidad,  laborioso. Sin embargo, para mí no ha supuesto ningún esfuerzo, ha sido por el contrario un placer, para nada se ha tratado de un trabajo arduo o incómodo. El pregón de la Semana Santa de tu pueblo es una tarea que se realiza con gusto y satisfacción, con interés, porque estás construyendo cosas importantes que tienen un hondo sentido, porque estás hablando desde el corazón. Me otorgas el privilegio de anunciar a bombo y platillo la Semana más Grande y sentida de todas las que vivimos. Su profundo aspecto religioso, su honda emotividad, su anhelada espera, producen una explosión continua y exuberante de mil y una sensaciones. Gracias por brindarme la oportunidad de hacer realidad este sueño que nace para el lugar que compartimos, espero que mis palabras estén a la altura que merece nuestra tierra, Arriate.

Una canción popular, muy nuestra nos dice:

“Dios hizo el mundo en seis días y al séptimo descansó.
Y descansando soñó que le faltaba alegría
y del sueño,
y del sueño, creó Andalucía.”

 "Creó Andalucía"

Esta canción de Romero San Juan presenta a nuestra tierra como un sueño del mismo Dios. Sin duda alguna, una realidad tan rica como Andalucía debe su existencia a la voluntad divina, a ese poder sobrenatural que se fundamenta en el amor y en la sabiduría. Es imposible la confluencia fortuita de tantas y tan buenas razones o circunstancias. Andalucía es una inmensa realidad misteriosa, es el sueño de la creación, es la patria de la generosidad, de los Reyes Magos, es la tierra de María. Y por ello, su enclave geográfico, su clima, la gastronomía, su cultura y sobre todo, sus gentes, tienen un “Don Especial”. Esa gracia que hace de estos parajes el mejor paraíso del mundo, el lugar más deseado de todas las culturas, fuente de inspiración artística para los que tiene el honor de habitarte, visitarte o anhelarte. Nosotros, los que estamos aquí, los que vivimos en esta tierra, poseemos el privilegio mayor de los tres citados: formar parte, enraizando de forma poliédrica, en el crisol de su cultura.

Al hilo de estas ideas recogemos las palabras del escritor mexicano Luis Cuevas:

“….¡¡¡OH!!! ¡¡¡ANDALUCÍA!!! ¡¡¡ANDALUCÍA!!!

Tú tienes plata, bronce, cobre y oro.
Tú tienes luz, misterio, embrujo y cielo.
Tú tienes fuego, amor y duende en tu suelo.
Tú tienes el cante hondo de embrujo moro.

Tú tienes, ¡ANDALUCÍA LA EMBRUJADA!
De todo, ¡ANDALUCÍA LA AFORTUNADA!...”
         Eres también, como una ostra, por muchos considerada “Manjar Divino”. Alimento cargado de intenso sabor y sólo en pocas ocasiones, de extraordinario valor. Lo que más nos llama la atención es que las perlas se originan fruto del dolor, de la cicatrización de una herida por la entrada de un cuerpo extraño, y sólo de forma exclusiva, porque no todas ellas lo consiguen, algunas son capaces de cicatrizar el dolor convirtiéndolo en algo maravilloso. En realidad lo que más aparecen son las “Ostras Vacías”, no porque no hayan sido heridas, sino porque no supieron perdonar, comprender y transformar el dolor en amor.

         Andalucía, al igual que una “Ostra Valiosa”, ha sabido convertir esa herida en múltiples capas de nácar; todo ello para proteger a su gente, pero transformándolo en algo bello y valioso. Esa perla que recoge en su interior el amor, llena de luz, esa perla eres tú , ahí estás tú, blanca y brillante por la cal de tus paredes, eres tú, Arriate, ¡La Perla de Andalucía! No podía ser de otra manera, es lo más bello que ha puesto Dios en la tierra y precisamente de ahí naces tú, de amor.

Arriate contemplas belleza y amor, pero también os quiero comentar una cosa: ¿os habéis dado cuenta de que el nombre de nuestro pueblo empieza por AR y termina por TE? Pues si unimos estas sílabas, con ambas construimos la palabra ARTE. Las cosas no suceden por simple casualidad, todo tiene un porqué, es cierto que la denominación de nuestro pueblo recoge de forma implícita y explicita todo el salero, el ángel, una cosa que no se puede aguantar.


ARRIATE.

Como un Jardín en el valle,
con su nombre se quedó.
¡Que arte tiene Arriate,
que te proclama la flor!

Llevas la sal en tu nombre,
llevas perfume y candor.
¡Que arte pones Dios mío,
que arte tienes Señor!

Pequeño Vergel de mi vida,
grande como el valle abierto.
¡Que arte pone Arriate
que arte tiene mi pueblo!
         Arte por muchas razones, por la calidez de su gente, por sus tradiciones: la
Semana Santa, la Romería, el Corpus, la Feria de San Pedro, la Fiesta  en el Aire, el Rosario (Nuestra Patrona), la Inmaculada, pequeña y bonita “Perla” que coronas las salidas procesionales de cada año, como esa joya natural de la que antes hablábamos, estás envuelta por capas y capas del maravilloso nácar, fruto del amor de Arriate y del trabajo constante de tus Auroreros.

         Arte por la música, y aquí quiero entrar un poco más de lleno. Primero por ser algo tan nuestro, pero también por la estrecha relación que mantiene con el tema que hoy nos toca: la Semana Grande, la Semana Santa.

         La música por diversas razones es una piedra angular en nuestros desfiles procesionales:

-        Propicia que emerja un sentimiento profundo muy ligado a nosotros mismos, a nuestras raíces, a la familia, al sentir religioso.  Éste enlaza fuertemente con una visión trascendental y con aquellas parcelas o pilares fundamentales de nuestra existencia.

-        También marca una pauta en el camino, una forma de andar, de mecer a nuestros titulares. En muchas ciudades se cuida de forma sobremanera esta cuestión, apareciendo la chicotá como manifestación sublime del matrimonio entre la música y el trono, el paso de misterio o el palio.

-        Es sin duda el complemento insustituible que lo engrandece todo: funerales de estado, películas, fiestas populares, manifestaciones religiosas…Asociamos una buena película a su extraordinaria banda sonora, la cual hace de la misma que alcance mayor valoración y categoría.

         Todo esto que sucede con la música se plasma de forma conjunta en nuestra Semana Santa, y de forma muy especial en la de nuestro pueblo Arriate. Ya que en este sentido, y me estoy refiriendo a cuestiones musicales, somos unos privilegiados por las dos agrupaciones de extraordinaria calidad que poseemos. Por lo tanto, no quiero bandas de fuera, o al menos las primeras, las nuestras. Quiero que siempre estén, ya que ellas armonizan de una forma adecuada y vinculan sus notas al sentimiento de arraigo de la tierra donde han nacido.

         Desde 1989 con 25 años de trayectoria como banda municipal de Arriate, no tengo palabras para describir su majestuosidad armónica y sentida, sus sones nos deleitan constantemente y esta noche, como no podía ser de otra manera protagoniza la parcela musical de este acto. Su afinación es suprema, ya que cuentan con un maestro privilegiado, Paco Tenorio, que desde el cielo agita su batuta, dirigiéndose a la banda que él mismo fundó y vela constantemente por el quehacer de sus compañeros de partitura, donde además él era su presidente.

         A D. Miguel Ángel Delgado Zambruno y a D. Juan Manuel Cutiño Garrido, directores de esta agrupación musical, gracias por mantener tan dignamente el espíritu de Paco y sobre todo, gracias a todos los miembros que por razones obvias de tiempo no voy a citar, al total de los que formáis parte de esta banda, por deleitarnos con melodías espectaculares y hacernos vivir y sentir momentos inolvidables. “No es lo que se dice, sino cómo lo dicen. Y en vuestro caso: No es lo que se toca, sino cómo lo tocan.”

         La otra parcela musical del pueblo la forma la Banda de Cornetas y Tambores Nuestra Señora del Rosario, nacida de la ilusión de unos muchachos y de un sueño compartido por todos ellos. Desde marzo de 1994 son 20 años de excelente trayectoria.

         Gracias por vuestro tesón y sacrificio, por engrandecer la motivación de todos y por enaltecer nuestro patrimonio cultural con tan honrada banda de cornetas y tambores.

         Mi reconocimiento a ti director, Don Juan Antonio García Sánchez, porque la fe
mueve montañas y en tu caso jamás afincó la más mínima duda de construir la mejor banda de cornetas y tambores de Andalucía. Tengo el honor de ser primo hermano tuyo y conozco de primera mano los avatares sufridos y todo lo que has expuesto. Eres una magnífica persona, eres un excelente músico.

         Juan, este año pasado para la Patrona, has tenido una de tus ingeniosas ideas: has unido a unos 300 músicos, procedentes todos ellos de distintos pueblos y ciudades de Andalucía, de esta fusión un cóctel maravilloso: armonía, vistosidad y extraordinaria coordinación. El domingo día 6 de octubre de 2013 festejamos de forma diferente y especial la salida procesional de Nuestra Señora, María Santísima del Rosario, Patrona de Arriate. Esa unión entre todos los implicados en el desfile, ha hecho posible que hayamos vivido momentos indescriptibles e inolvidables, tanto en el plano religioso como en la parcela emotiva y musical.

                                      ROSARIO PATRONA.


Virgen del Rosario ¡Guapa!
música celestial presentas.
La banda de Juan te tomó
como Embajadora  nuestra.

Duquesa de la mañana,
Reina de cielos y tierras,
Emperadora del Valle,
Patrona de nuestra tierra.

Pasito corto te dan
y al tercer golpe te elevan.
¡Costalero con salero
lleva al cielo su estrella!

Como podemos ver en este pueblo, el arte se presenta una y otra vez. Sin dejar aún las cuestiones musicales, también tengo que hacer alusión al arte que tienen las personas que formáis parte de los coros de nuestras hermandades, tanto al Coro de Nuestro Padre Jesús Nazareno, dirigido por nuestro estimado amigo Don Salvador García Pimentel; como al Coro Litúrgico del Santísimo Cristo de la Sangre, a la dirección de nuestra querida amiga Doña Rosa Mari Jiménez Marín. Ambos, de extraordinaria calidad vocal y notable dedicación: no sólo embellecéis los actos cofrades de ambos titulares, sino  que siempre estáis dispuestos para cualquier acontecimiento de ámbito religioso que reclame una intervención de solemnidad cantada.

         Vuestras plegarias nos transportan al estadio más sublime del rezo, porque como bien se sabe: quien reza cantando reza dos veces, y ustedes rompéis la norma y la tradición porque rezáis por tres:

         Primero: por una afinación y cadencia armónica inmejorable.

         Segundo: porque vuestras letras nos presentan verdaderas oraciones y todo el sentido cristiano que inspira la Palabra de Dios.

         Tercero: ya que ponéis puro sentimiento y todo el corazón en vuestras voces.

         A continuación el Coro Litúrgico del Santísimo Cristo de la Sangre, nos deleitará con una canción. Este grupo es el responsable, el que ha producido en mí la afición y vocación musical. También  he tenido el honor de haber formado parte integrante del mismo durante muchos años de mi infancia y juventud vividos aquí en Arriate.









         INTERVENCIÓN MUSICAL DEL CORO LITÚRGICO DE LA HERMANDAD DEL SANTÍSIMO CRISTO DE LA SANGRE Y SANTO ENTIERRO DE CRISTO.


         EL AÑO DE LA FE.

El calor continuaba en aumento, mientras tanto el verano llegaba alegre y
vigoroso. Nos encontrábamos a finales de mes de junio, las fiestas patronales me hacían pensar que pronto volvería a mi pueblo, a disfrutar de mi feria y sobre todo a convivir con mi gente. De repente, algo extraño irrumpió, es distinto y nos preguntábamos: ¿Qué está sucediendo? Es raro, no es habitual sobre todo para estas fechas estivales. ¿Quién es el responsable de todo lo que está pasando? La Fe.

En este caso, una profunda crisis de fe afincada en la sociedad actual ha motivado al Papa Benedicto XVI a convocar un “Año de la fe”. El cual comenzó el día 11 de octubre de 2012, con el cincuenta aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II, y terminó en la solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo, el pasado día 24 de noviembre de 2013.

Esta iniciativa ha permitido que el hombre actual, como la Samaritana, pueda sentir de nuevo la necesidad de acercarse al pozo para escuchar a Jesús, que invita a creer en Él y a extraer el agua viva que mana de su fuente (cf. Jn 4, 14). También nos ha permitido manifestar públicamente nuestra fe, realizando salidas procesionales extraordinarias en distintos pueblos y ciudades de nuestra tierra.

Este año pasado, de forma muy especial, exteriorizamos la fe que profesamos con la organización de un evento único para la historia del pueblo de Arriate. Un grandioso nombre “Corpus Christi Magno”, nos ha brindado una estampa donde el propio Dios recorre las calles de nuestro pueblo con dos titulares de nuestra Semana Santa.

Para este acto religioso las cabañuelas nos anunciaron las mejores predicciones, para una procesión de lo más majestuosa. Las buganvillas alfombran el suelo, la tela solemne de color granate ondea en el cielo como bandera de la fe cristiana. El aroma de la azucena embriaga nuestros sentidos. Hasta el elevado calor se atemperó, para brindar una estancia agradable a este magnífico acontecimiento.

Mil gracias a Don Manuel Clotet Gamarro y Doña Alicia Melgar Durán, mayordomos del Santísimo Sacramento, llevaréis a gala la creación y ejecución de esta idea y la oportunidad que nos habéis ofrecido con este acontecimiento único e irrepetible. Gracias también, a todos los que participasteis en la organización. No hay constancia escrita de que a lo largo de la historia, alguna vez hayan salido juntos los dos titulares de pasión. Ustedes habéis conseguido no sólo esa conjunción tan especial, sino que además, éstos acompañen a la máxima representación en la tierra, que es el Santísimo Sacramento, en un día tan exclusivo para nosotros como es la festividad  del Corpus de San Pedro.

La alegría veraniega y el sentir de esta tierra, me refiero al carácter Andaluz, minimiza el dolor de Jesús, suaviza la crucifixión de Cristo, a la vez que abre una mirada de fe hacia el amor. Y detrás de ellos, en lugar más preferente viene el Señor, la Grandeza del Cristiano, el Amor de los Amores, el Rey de la Gloria, el Dios del Amor, Jesucristo Sacramentado.

Todos Juntos: Jesuistas y Cristinos, Romeros, amigos de Arriate, de Ronda, de la Cimada, de los Prados, de las Huertas Abajo, de todos los sitios. Todos ellos acompañan a Jesús Nazareno que abre con su mirada el cortejo magnificente de la fe cristiana. Junto a Él, la Vida, aparece la señal del cristiano, representada por nuestro Santísimo Cristo Crucificado, el cual, clama al cielo por la verdad y por la salvación. Detrás de ellos, en el lugar más destacado, Jesucristo Sacramentado. 



SAN PEDRO BENDICE AL SEÑOR.
  
Otro sueño atraviesa mis sentidos,
llegó San Pedro,
abriendo puertas, descubriendo el Cielo.
Y allí, alfombras de buganvillas,
telas rojas, campanadas, todo bueno.

Abrid puertas y cerrojos,
para nada poned freno.
Que sale Jesús Nazareno,
junto a Cristo mirando al cielo.

Limpieza en patios y casas,
mucha cal en las fachadas.
Que pasa la Blanca pureza,
Custodia Sacramentada.

Alegría y silencio,
calor y consuelo.
El Señor se presenta rompiendo anhelos.
Divina conjunción,
magnífico celo.
Ver a los dos de pasión
paseando por mi pueblo,
junto al Dios del mismo Cielo.










MARÍA MADRE DE DIOS.

A continuación me gustaría hablar de una figura muy importante para el cristiano, una persona que adquiere un papel fundamental en la vida y muerte de Nuestro Señor Jesucristo, una mujer adelantada a su tiempo por las circunstancias sobrevenidas.  Ella es María, Madre de Dios y Madre Nuestra. En estos momentos preside el altar de nuestra iglesia, y hoy, Viernes de Dolores, han culminado los cultos en su nombre. Por cierto, aprovecho la ocasión para felicitar a Lolas y Dolores en su onomástica.
 
El papel de la Virgen María se enmarca en múltiples paradojas, ha concebido al que es el Creador absoluto, albergó en sus entrañas a quien es más grande que el propio Universo, sostuvo en sus brazos al que sustenta todo lo que existe, tuvo a su cuidado al Dios que cuida de todo y a todos. Por tanto, lo principal en la vida de la Virgen María es, sin duda alguna, la figura del Señor. Ella ha sabido estar a la altura de sus circunstancias sin restar ningún protagonismo a nuestro Señor Jesucristo. Es la actriz secundaria de lujo, porque su misión es esconderse, no es mostrarse, ya que Ella sabe bien quién es el verdadero protagonista.

María es importante, no sólo por ser la mujer que engendró al Hijo de Dios Todopoderoso, sino también porque oyó y creyó en su palabra poniéndola en práctica y manifestando en su vida las bondades del amor de Dios. Ella supo estar en todo momento; desde el principio en las Bodas de Canaán, hasta el final, en el momento de la muerte y resurrección. Por todo, la Virgen María, Madre de Dios y Madre Nuestra, no es una devoción más, no es una Santa más, no es una figura importante y bella, es algo más, es el gran regalo que Dios ha hecho al mundo.

Él nos ofrece con Ella la oportunidad de alcanzar sus bondades de una forma más tierna y amable. Dios nos aporta con Ella un camino sencillo y cálido, de cómo llegar a Jesucristo. Dios nos dice: ahí tienes a tu Madre. ¡Qué palabra! ¡Madre! es fuerte, es conocida por todos, tiene un significado común para los hombres y para las mujeres, no necesita explicación, es vivida por los seres humanos de una forma muy especial, es un concepto con  gran sentimiento de arraigo y que se vertebra en múltiples parcelas, todas ellas fundamentales e importantes para nuestra existencia. Dios Padre nos ofrece, nos brinda, nos presenta, esta cuestión para creer y llegar a Él, por un camino más cómodo y vinculándolo sutilmente a nuestro sentir maternal.


Tú, Señora Nuestra, pronto
participarás junto a tu Hijo
Jesucristo en los  desfiles
procesionales de Arriate el
Jueves y Viernes Santo,
acompañando a Jesús
Nazareno con la
cruz a cuesta
y  a  Cristo
Crucificado

        Dolorosa
                                  de mi tierra.

                             Tú coronas con amor,
                             no con alhaja de reina.
                             Eres más bella que el sol,
                             que lunas, luceros y estrellas.

                     Acompañas fiel a Jesús
                    y esa cruz a Ti te pesa.
                     Del Jueves Reina Bendita
                     Madre de Dios y Madre Nuestra.

              Emperatriz del Viernes.
              ¡Dolor, sufrimiento y pena!
              Escoltas a Cristo tu Rey
              por las calles arriateñas.

Porte de amargura y sal
tu cuerpo hundido revela.


INTERVENCIÓN DE LA BANDA DE MÚSICA MUNICIPAL MAESTRO PACO TENORIO.

EL SENTIMIENTO DE NUESTRA GENTE.

Una portón antiguo y maltrecho por los años, alberga en su interior  un mundo de sueños y sensaciones. Esa puerta que, al abrir con chirrido ronco y profundo, ennoblece toda la estancia que acuartela y a la vez hace palpitar su corazón de una forma inexplicable. Sólo unos afortunados podían cruzarla, algunos tenían la suerte de poder atravesar la frontera de su dintel. Año tras año, él siempre estaba allí, expectante y esperando el momento soñado, aguardando el instante placentero y sabroso de ser elegido, de alcanzar la dicha traspasando esa barrera. Él aguardaba como agua de mayo que fuera nombrado, que le otorgaran el máximo de los honores habidos y cofrades. A principio de los ochenta y tras varios años de espera, llegó la cuaresma, bendita cuaresma que abrió y concedió a ese chico el honor deseado, ese momento anhelado. Había sido elegido al fin,  por lo tanto, ese sacrificio y tesón habrían merecido la pena pasarlo, vivirlo. Le habían dado la túnica anhelada que abriría la puerta como nazareno para participar en el desfile procesional de su sueño.

Su ambición, la aspiración de ese niño era, es y seguirá siendo, la humildad y el sacrificio, que de forma anónima ofrece su compañía a Jesucristo por las calles de su ciudad natal. La pureza de su alma alimenta el fuego que de él brota, esa llama sale de su corazón para encender el cirio que alumbra a su Señor, eso sí, vistiendo de Nazareno su cuerpo, su alma y su vida. Me gustaría que esta historia sirviera de reconocimiento y apoyo a la figura del nazareno, a todos aquellos que en silencio recorren las calles de nuestra tierra acompañando anónimamente y con respeto a sus titulares de pasión.

En otro lugar distinto, el ruido de una sirena irrumpe anunciando la finalización de las clases y un estruendo de gritos y niños corriendo inundan el patio emblemático y soleado de ese colegio. Los cuatro guardianes que custodian de forma permanente, aunque le pese al picudo, la fachada principal del histórico recinto, conceden la venia día tras día a los chiquillos que acaban sus clase y todos ellos, con sus uniformes azules a rayas, salen armando alboroto ante el ansiado descanso. Ese ruido sólo cesaba al pasar por la puerta y tras la presencia de una monja regordeta y buena, que cruzaba sus labios con su dedo dejando oculta su cálida sonrisa.

Un chico, quizás el más regordete de todos ellos, al pasar, de vuelta a su cercana
casa, por la puerta del antiguo almacén de Jiménez, aquel que se situaba al subir la calle Hornos, se agachaba con dificultad al suelo y por una oquedad de esa vieja y sufrida puerta, divisaba algo maravilloso, oculto por telas que brindaban protección a un magnífico tesoro. Día tras día, ese niño volvía a inclinarse con dificultad ante esa misma puerta, y encontraba tras ella misma estampa, unos lienzos blancos que custodiaban su alhaja más preciada. Él sabía que algún día, aunque desconocía cuándo, esos paños que cubrían esos divinos objetos, caerían y dejarían que la luz pudiera reflejar la extremada belleza que protegían. Como ocurriera entonces, ese día ha llegado por fin, esos lienzos acaban de caer, se avecinan las vísperas. Él disfruta de repente, porque la cuaresma anuncia la más rica de las emociones, y en estos instantes, él ruega que el tiempo se pare, porque ahora sí ha llegado ese momento soñado.

Cómo ilusiona la Semana Santa a un pequeño de un pueblo cualquiera. Cómo brinda atracción a los padres y abuelos, que tras acicalar sus cuerpos disponen sus almas para estos menesteres. Cómo aglutina a la muchedumbre en silencio, sintiéndose cada uno de ellos actores perpetuos de la pasión vivida por el protagonista de esta historia, que no es otro, que Nuestro  Señor Jesucristo.  

La primavera, perfumada de azahar y envuelta en brisa suave llega, y con ella un sinfín de sensaciones que atraviesan como un puñal cada uno de nuestros corazones. Esa primavera, que despierta también el habla de una pandilla de zagales, que mientras suben hacia “La Estacá” dicen que desde allí es donde mejor se divisa la procesión, porque Jesús baja la mirada a su pueblo y Cristo la eleva al cielo, es verdad, ¡qué razón tienen! La magia de la Semana Santa se apodera de sus corazones y brinda ese momento tan soñado por todos ellos, ese instante donde Jesucristo, El Padre y el pueblo, se miran fijamente. Esa imagen produce un sentimiento inexplicable, que sólo puede ser escrito con letras de oro dentro de cada uno de sus pechos. Sentimiento que se conserva para siempre en el recuerdo, porque su Dios es subido a lo más alto. En la cumbre lo sitúan, en el abismo infinito que puede ofrecerte Arriate, este humilde pueblo, el cual quiere que siempre Estés lo más elevado posible, lo más cerca a tu entorno divino, al Cielo, sin dejar que te escapes de nuestra estampa, de nuestro enclave terrenal, de nuestras vidas.

Cuando te tienen arriba, el susurro del silencio se hace tan grande... tan grande que se une todo el pueblo y te dicen: ¡Gracias Señor, gracias! Una aplauso corona de sonido el silencio y galvaniza el sentimiento.






Y entonces:

En Arriate la primavera se rompe,
la primavera se abre.
Abre  sus ojos,
abre sus calles,
rompe sus hombros por llevarte.


Con caras de asombro e inmortalizando todo lo vivido, los jóvenes se alejan y se dirigen hacia otro encuentro. Las calles se encuentran repletas de gente, todas ellas con ropa nueva y olor a incienso. Tras una puerta y en silencio, una mujer con la piel seca y curtida por los años, por el trabajo, por muchas cosas… espera la llegada de su Señor.  Sus ojos rotos por las penas pasadas, no dejan que entre nada, porque nada quieren, porque ahora nada le ilusiona. Sólo permiten el paso de la imagen de su Dios. Precisamente  muy pronto pasará por las calles de este pueblo, ¡cuánto dolor alberga ese corazón! ¡cuánta pena! no sólo sufrió la muerte de su marido a edad temprana, sino que también arrancaron de cuajo al hijo de sus entrañas. Ahí se encuentra, sola, tras la puerta, como si vergüenza le produjese haber sufrido tanto. Todo el que la mira piensa ¿cómo podría aliviarte?, ¿cómo ayudarte a seguir viviendo? Pero nadie se acerca. Y entonces llega Él y sin dudarlo entra, el trono invade sus ojos adentrándose como el resplandor del sol que penetra en la tierra, como las olas que acarician la orilla, trayendo luz y brisa fresca a esa mirada muerta, y sin palabras ella dice:

¡Oh Dios mío, ayúdame!

Y sigue diciendo, mirando a la imagen de su titular, con el corazón hablando:

¿Qué contemplan esos ojos?
Yo te los quiero tapar.
Que no miren tanto odio,
que no vean tanto mal.
Por amor has venido al mundo
y por mis pecados te vas,
¡qué lastima de esos ojos!,
¡quién los pudiera cerrar!
         INTERVENCIÓN DE LA BANDA MUNICIPAL DE MÚSICA MAESTRO PACO TENORIO.


SEMANA SANTA DE NUESTRA TIERRA.

La Semana Santa es un viaje sensorial que nos transporta 2000 años atrás, que nos hace caminar por una calzada perpetua, por la senda del perdón, de la humildad y de la misericordia. Nos presenta también, la otra cara de la moneda, la más cruda barbarie humana, la más horrible afrenta, un holocausto de injusticia, destrucción, violencia y sufrimiento.


JUEVES SANTO.

En nuestro pueblo empieza la semana de pasión el Jueves Santo, día que se abre el Triduo Pascual. Nuestra Iglesia conmemora la institución de la Eucaristía en la última cena y el lavatorio de pies realizado por Jesús.


En palabras de nuestros Auroreros:

"Contemplemos el augusto
Misterio tan sacro santo
Que instituyó Jesucristo
La noche del Jueves Santo..."


Efectivamente este día, Jesús nos ofrece la Eucaristía, su Cuerpo  y  su Sangre. Como dirían ellos mismos:

"...Seamos agradecidos
A este Dios que se ha dignado
Habitar en nuestro pecho
Y hacerlo digno sagrario..."


También fue el día de oración de Jesús en el huerto de los Olivos, huerto de Getsemaní, la traición de Judas y el prendimiento de Jesús. Todos estos acontecimientos llenan de pesadumbre nuestros corazones, y desde este estado convertimos en oración este soneto que a Tí te dedicamos:
¡Qué pena al verte pasar!

Desasosiego

Ni el calor, ni el frío me abate;
ni la luz, ni la penumbra me turba.
Solamente tu ausencia me nubla,
perdido y hundido pido rescate.

Contemplarte tullido me tortura,
tu cruz y  tu doctrina me agota;
la luz del mundo no engendra, ni brota
en la avaricia de mi locura.

Tú vives en lo más alto del cielo
y en el más humilde de corazón;
¡Aloja en mí la razón que anhelo!

Tú conviertes al herido en ileso,
la violencia en afecto sereno;
¡Amor, ternura, calor y beso!
Dolorosa, Virgen Nuestra.

                Tus manos no se levantan
                ni para enjugar esa pena.
                Te abraza un manto de espinas,
                de puntadas vas repleta.

¿Por qué lloras Madre mía?
Porque estoy rota de pena.
Porque está muerta mi Vida
Porque está ¡mi Vida  muerta! 

Por todo eso que Tú me das, Señor.  Por todo eso que a todos nos das, Jesús. El Jueves Santo, es el día del Amor fraterno y anunciamos tu salida al igual que la canción "Silencio" presenta ese esperado momento:


"...Ya están abriendo la puerta
de pronto se ha hecho el silencio..."


Y entonces Jesús vienes a mi pueblo mostrándose en la madrugada y cómo no, por la noche con el Cirineo en el Jueves Arriateño.
  




                              JUEVES NAZARENO.


                            Por las calles y en silencio,
                            camina en soledad,
                            Jesús cautivo aparece
                            Dios y hombre Nazareno
                            Jueves Santo Madrugada
                            día de desasosiego.
                  
        

                                     Ojos dulces de amargura,
                                     rostro bello de desvelo,
                                     tu mirada al infinito
                                     trasladan amor sincero.



                            Suelta esas manos Jesús,
                            rompe el yugo que te he puesto.
                            Que se me abre el corazón                                                                       al verte por mis pecados preso.









                   Las calles lloran tus pasos,
                   el aire atrapa desvelo.
                   Maltrato al cuerpo divino
                   holocausto, infame y necio.



                                      Cae la noche, cae la luz,
                                      sales con la cruz en peso.
                                      Y aunque no aparezca el sol
                                      tu luz ilumina mi pueblo.



                   Por mas que empuja el costal
                   para hacer blando el sendero,
                   ni aunque suba al cielo el varal
                   podrán aliviar tu peso.



El Gran Poder se asombró
y junto a él Juan de Mesa,
al ver tú mirada serena,
al ver tú rostro y pureza.
Pasión, pregunta: ¿Quién es?
Martínez Montañés contesta:
¡El mismo Dios de los cielos
Que en Arriate se muestra!












         VIERNES SANTO.

Era alrededor del mediodía. El sol se eclipsó y la oscuridad cubrió toda la tierra hasta las tres de la tarde. El velo del templo se rasgó por el medio. Jesús con un grito exclamó: “Padre en tus manos encomiendo mi espíritu” y diciendo esto expiró.

La muerte de Jesús. Mt. 27. 45-56 Mc. 33-41 Jn. 29-30, 25


¡Qué momento tan difícil de valorar para el hombre, para el cristiano! Se han escrito ríos de tinta hablando de estos instantes. Por mucho que expresemos al respecto, qué complicado se torna para nosotros entender lo que allí sucedió, lo que Él padeció. Hablando de esta cuestión, pasea por mi memoria una canción del coro litúrgico del Santo Cristo de la Sangre que nos dice:


“No murió el Señor como dice el poeta
No murió el Señor cual pinta el pintor
No estuvo en la cruz como esta en la escultura
Nadie concibió como Cristo murió”


Como dice la canción "Nadie concibió como Cristo murió", qué momento tan complicado, tan difícil de valorar. Pero lo más penoso es que casi dos mil años después, Cristo sigue muriendo, y nosotros aún no encontramos respuesta, no buscamos las claves para liberarlo de esa tortura. Dulcificamos el sufrimiento y la muerte con bellas palabras, imágenes y esculturas, pero nos quedamos parados, fijándonos en lo más superficial. Sólo quien contigo vive, sabe de tu sufrimiento, sólo tu presencia  podría revelarnos todo lo que Tú has sentido.

ÚLTIMO ANHELO.

Señor, en este soneto recojo,
mi pasión por tu herida figura.
Incrustada en la cruz y atadura,
que abrazaste con amor y arrojo.

Divino fundido en clavo cerrojo,
mirada helada que ve sepultura;
coronan tu frente osada tortura,
culebras trenzadas que hincan su enojo.

Potencias de plata claman al cielo;
pidiendo socorro el suelo te traga.
¡Maldito pecado, maldita amenaza!

La muerte llega, termina el anhelo,
tinieblas se tornan en vida que embriaga.
¡El suelo te suelta, el cielo te abraza!

Estas palabras pretenden reflejar el momento de la expiración de Cristo, por lo tanto, ha llegado el Viernes Santo con la muerte del Señor. Hoy no tocan las campanas, el duelo ya comenzó, es el único día del calendario litúrgico católico en el cual, no se celebra la Santa Misa, precisamente como jornada de luto por la muerte de Nuestro Señor Jesucristo. Tampoco el órgano suena, aunque caída la tarde, se escuchará a lo lejos el tambor, sonarán una legión de trompeta augurando la salida de Nuestro Cristo Redentor.


¡TÚ SÓLO TÚ!

Hoy no lucen las estrellas,
el cielo se ensombreció.
Se eclipsaron sol y luna,
sólo un lucero quedó.
Mi Cristo sale a la calle,
Viernes Santo de Pasión

                            Quién fuera clavo Dios mío,
                            que paliase tu dolor;
                            sujetando suavemente
                            tu cuerpo roto de amor.

                                                        Quién fuera espina Dios mío,
                                                        que adentrase en tu razón;
                                                        y acuñase tu doctrina
                                                        aliviando tu aflicción.

Tu cara mira hacia el cielo.
Tu rostro envían la luz.
Tus dedos peinan el cielo.
Cristo mío. ¡Tú sólo Tú!

                            Tus bellos ojos se nubla
                            con almíbar de pasión.
                            Tus hechuras desembocan
                            en mares de sangre y amor.

                                                        Tú crees en mí, y yo dudo,
                                                        tú vives por mí, yo sin Ti.
                                                        Sufriendo me das alivio.
                                                        Vivo sin vivir en Ti.




Castillo Lastrucci creó
con su manos y gubia tan fina,
la hermosura de los cielos,
la perfección más divina.

                   El sufrimiento plasmó
                   crucificando al Mesías,
                   talla que supo captar
                   la cruda realidad vivida.

                                      Amanecer de mi vida.
                                      Consuelo de nuestras penas.
                                      Dulzura en la eterna amargura.
                                      ¡Muéveme Señor! ¡Señor al fin tu Amor!
                                     
                                      “No me tienes que dar porque te quiera,
                                      pues aunque lo que espero no esperara,
                                      lo mismo que te quiero te quisiera”





SABADO SANTO.


La muerte de Jesucristo representa para el cristiano el inicio de la vida. El
Sábado Santo es día del dolor extremo, no tanto por el hecho de la muerte física de Nuestro Señor, ya que ésta es vencida con la futura resurrección, sino por el escarnio que hemos provocado en ese cuerpo sin mancha, sin pecado, sin culpa. Sólo podremos paliar o cicatrizar esas heridas, esa barbarie, llevando a cabo las bondades de tu doctrina y la virtudes que presenta tu Amor.




 LEVANTA CON FUERZA


El sentimiento se torna de oscuridad,
de ese aire que ahoga si hay pena,
el silencio perturba mis sentidos
con música triste de funeral.
Costalero, levanta suave ese trono
que no se despierte su alma.

Ni el cálido oro de tu sustento
podrá calentar tu gélido cuerpo,
porque el ardor que pudiera arroparte
sería sólo el amor de tu pueblo.

En el sepulcro está Cristo,
Jesús valiente descansa.
Abre esos ojos benditos,
mueve tu cuerpo y me hablas.
Costalero, levanta suave ese trono
que no se despierte su alma.

¡Cristinos romped la urna!
Que encerrada va mi Alma,
aunque su cuerpo muerto descanse
no enterréis a la Esperanza.

¡Callad, callad! que Dios va dormido
y pronto despertará,
para darnos la alegría
que a la muerte vencerá.

La muerte no es el final
dice tu Sagrada Palabra.
Costalero, levanta con fuerza ese trono
para despertar su alma.

LA RESURRECCIÓN.


¡Ya ha resucitado, ya está aquí vivo entre nosotros! Él ha vencido la frontera humana de la muerte. ¡Miradlo! se presenta fuerte y triunfante en esa magnífica imagen que es “Jesucristo Resucitado”, obra del autor arriateño más universal, Enrique Marín Higuero. Sus amigos y compañeros de tertulia: Pablo Ruiz Picasso, Julio Romero de Torres, Auguste Rodin y muchos otros reconocen tu talento y maestría. Gracias Enrique, porque para nuestra gloria, tú has regalado al Resucitado desde el mismo Cielo. Tallaste con tus manos esa grandiosa figura, sabiendo que el fin y el principio de todo ésto, es la conversión para alcanzar con ella la resurrección. La misma que tú has sabido plasmar de una forma extraordinaria.


En estos momentos en los que concluyo mis palabras, mil y un sentimiento brotan por cada poro de mi cuerpo. En sólo un instante, mil y una idea recorren cada uno de mis pensamientos ¡Dios está dentro de todo esto! La Semana Santa no es una simple exposición de acontecimientos,  es algo más profundo, que se vincula a tu familia, a las raíces, a llevar una forma de vida determinada, a un sentimiento religioso y a unas creencias.

 No interesa tanto saber en qué se cree, sino cómo se manifiesta en tu vida aquello en lo que crees. Si consideramos la fe como una cuestión teórica, como una prueba para demostrar si creo o no creo, sin más consecuencias, sin más repercusión; la verdad es que así no me interesa tener fe. Si es algo que no afecta a mi vida para bien, para qué la quiero. Si por el contrario, es algo que me ayuda, que nos ayuda a ser cada día mejores, entonces sí, ¡sólo si es así! El mundo cambiará con nuestro ejemplo, y no con nuestras opiniones.




                   Me habéis inspirado a decir.
                   He dicho.


                   Antonio Gamarro Sánchez






Este Pregón de la Semana Santa de Arriate de 2014
se terminó de imprimir el día 7 de abril,
Festividad de San Juan Bautista de La Salle.
Laus Deo (Alabado sea Dios)



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