Pregón Semana Santa Arriate 2016 (Jose Cabello)





Pregón oficial Semana Santa
Arriate 2016


 Viernes Dolores, 18 marzo
Parroquia San Juan de Letrán






A mi madre, que me enseñó a amar a Dios y querer a las personas
A mi padre, que me dio la Semana Santa







 Arriate

Soledad en el paseo vespertino, esa sana costumbre de andar por las tardes. Esta vez me lleva a conocer un poco el territorio, hace veinte años, desconocida tarde de septiembre que va caminando los pasos hacia la callejuela. El sol se va poniendo y la luz amarillea, el otoño se va acercando, es entonces cuando nos cruzamos.

En un principio no nos damos cuenta, pero inmediatamente ambos nos volvemos, nos miramos, nos escrutamos, como queriendo vernos uno en los ojos del otro.

Quizá fuera un segundo tan solo o puede que fueran horas, ahora mismo no puedo precisar con detalle. Nos volvemos y seguimos nuestro camino. Yo vislumbro la torre de la Iglesia, tú continúas hacia no sé dónde. No puede ser ¿qué ha pasado, qué ha sucedido? Me vuelvo a tu encuentro, no te veo, pero lo noto, sé que no te has ido, ya no te irás nunca, lo sospecho.

El corazón no para de latir con esa fuerza que hace desear ver algo, esa amenaza de querer salirse del pecho, la emoción del momento que sabes que ha marcado y marcará tu vida para siempre, no puede ser ¡si apenas acabo de llegar! ¿Qué me has hecho? ¿Cómo me has embrujado? ¿De qué manera te has posicionado para hacerme esto?

Vuelvo una y otra vez sobre mis pasos, llego hasta el final de la callejuela, tengo que hacerlo de nuevo, nos tenemos que volver a encontrar, no puede quedar así.

El encuentro no vuelve a ocurrir, pero sé yo y sabes tú que esto no quedará así, ya no ha quedado así.

Continúo buscando por otros lugares y no volvemos a vernos, pero no hace falta. Ya tú y yo no volveremos a ser los mismos, yo estaré siempre pendiente de lo que tú haces y a disposición de lo que necesites y lo sabes, igual que yo sé que no serás la misma, tendrás en cuenta que no soy uno más, en tus redes tendidas has cogido una presa a la que ya no soltarás porque has decidido que seamos uno, como esa enredadera que tenemos en los jardines. Ya somos uno.


Dicen que no eres la más bella
Tampoco la más esbelta
Que no tienes las facciones bonitas
Que no puedes enamorar por tu físico
                                  
Se preguntan una y otra vez los que no te conocen
¿Qué has podido hacer para enamorarlo?
¿Por qué enamoras a tanta gente?
¿Quién te ha dado ese algo?
                                              
Tienes un don que conquista
Que quien no te conoce no aprecia
Eres, sin quererlo la flor
Conquistas con tus encantos
                                              
Un vergel para los sentidos
Una rosa sin espinas
Un gladiolo sin mancha
Una margarita de colores
Una nube de amor
Un lirio morado llorando
Un clavel rojo pasión
El jardín en medio del valle
                                              
La alegría de los tristes
La pasión de los alegres
La unión de los sentidos
La completa ensoñación
                                              
Tú me elegiste y yo te elegí
Nos vimos aquél día y todo cambió
No volvimos a ser los mismos
Fue nuestra decisión
                                              

YO INTENTARÉ HOY PREGONARTE
A TI, ARRIATE



  

Sentidos

La Semana Santa para los cofrades no comienza hoy, ni siquiera el Domingo de Ramos o el Jueves o Viernes Santo, empieza a tomar forma el día siguiente a la Resurrección. Nos ponemos en marcha preparando para guardar todo lo que hemos necesitado para que haya sido un éxito la semana anterior. Limpiamos la plata y los enseres utilizados durante estos días, el terciopelo y las joyas que han servido para engalanar a nuestros titulares tienen que guardarse de forma que, cuando llegue una nueva Cuaresma, todo esté en perfecto estado. El disfrute de estos días que vamos a empezar a vivir se prepara durante todo un año. No hay día que pase entre un Domingo de Resurrección y un Domingo de Ramos en que no hagamos algo para que todo sea como soñamos.

Para los que somos más de vísperas que de fiestas en concreto, las fechas pasadas hasta el día de hoy ha sido un disfrute que nos hace vivir con el corazón encogido y en un salto. No sólo las fiestas del Domingo Jesús o Viernes Cristo, que al fin y al cabo es una consecuencia de lo que se vive los días anteriores. El compartir los días previos entre novena y quinario, las tertulias que se improvisan a la puerta de la Iglesia o las Capillas a la conclusión de los cultos o antes de participar en ellos, nos hacen vivir experiencias que nos agrandan como cofrades. No hace falta mirar el calendario cuando vemos como la cal se abre espacio entre los cubos de nuestros patios para darle una “manita” a las fachadas por donde en unos días va a pasear el Señor y su Bendita Madre. El olor a canela o matalauva que nos llena las calles, el incienso que invade cualquier rincón de nuestras casas y lugares de reunión ¿quién no ha bebido una copa entre peleas de bandas de música y olor a incienso en el Rata o lo de Manolito estos días?

De repente, un día nos encontramos en un atasco y cuando los claxon de los coches empiezan a pitar, a ti te suena a cornetas y empiezas a pensar ¿a qué marcha me suena esto? es “Bulería en San Román” o quizás sea “Rocío”. Así continuamos y al oír la sintonía de ese programa de radio o TV que seguimos durante todo el año, cuando llegan estas fechas, piensas ¿no me suena un poco a “Amarguras” o será “La Madrugá”?

Y es así como van pasando los días y encontramos que nuestra madre ha sacado de la caja donde están guardadas el resto del año, las túnicas para que se vayan aireando y que todo esté preparado para cuando llegue el ansiado día de la estación de penitencia. O cuando al pasar cerca de la panadería en la que trabajan todas las noches del año, hoy te huele a incienso o miras hacia el cielo y esas nubes parecen casi igualitas a las velas rizadas de un palio o el reflejo de las luces en un escaparate la candelería medio gastada de un palio de recogida.

Como los enamorados cuentan la vida por los años que llevan juntos, así vas tú anotando en las arrugas que se van apoderando de tu rostro. Te das cuenta que la vida ahora no la cuentas por los años que tienes, vas contando las Cuaresmas que llevas y las Semanas Santas que has pasado junto a los días que más esperas.

La luna que durante el resto del año nos pasa casi desapercibida, en estos días la tenemos más presente que nunca, sólo falta que se llene de nuevo para que los días que soñamos estén aquí. Conforme va creciendo en el cielo, en nuestro cuerpo van subiendo los nervios y las mariposas se van convirtiendo en una constante que nos llevan a estar más inquietos que de costumbre, no paramos quietos preparando todo, y es la luna la que nos muestra el camino, como cuando en Navidad anunció a los Reyes el camino a seguir para llegar al Niño Dios, ahora nos muestra el camino que nos va a llevar a la Pasión. Cada día un pequeño avance en la Luna es un paso en nuestros latidos que se hacen más fuertes, ni sabemos ni queremos pararlo, pero es lo que nos mantiene con vida ¿qué sería de nosotros sin ese niño que se emociona al ver la luna crecer noche a noche?

Estamos en plena época de la luz, vemos como los días se van alargando. Cada jornada que pasa la luz se adueña un poco más del día para alargarlos, la oscuridad cada vez ocupa menos espacio, y eso nuestros corazones lo notan en cada latido.

La luz va empujando al invierno para hacerlo desaparecer poco a poco, acercándonos cada vez más a la primavera. Esa misma luz nos lleva a los días que llevamos soñando desde hace meses, una espera que vemos como nos va acompañando, como la luz que se adueña de los días.

Dicen que la luz en esta época del año es más limpia y pura, debe ser verdad. Nos prepara para el buen tiempo, aunque los cofrades no necesitan de la Cuaresma para prepararse, estamos todo el año preparándonos para estos cuarenta días con sus cuarenta noches que nos llevan a los días de la luz y el gozo.

Son estos días de luz los que nos inundan hasta el tuétano para hacernos más felices. Nos lleva como en volandas, nos falta tiempo como nos ha faltado la luz en los largos días de invierno que ahora se escurre por nuestros dedos.


Glorias

La escuela de cofrades que tenemos en nuestras hermandades la ponemos en marcha con nuestros actos, a veces inconscientes, haciendo partícipes a todos los hermanos de las actividades de la Hermandad. Los jóvenes se acercan a vivir nuestras tradiciones llamados por ese algo que no sabemos lo que es, pero que todos encontramos en algún momento ¿no os ha pasado que os encontráis en la capilla ayudando y no sabéis como habéis llegado? Eso nos ha pasado a todos los cofrades en la juventud. Llegas a casa después de pasar una tarde en la capilla y no encuentras explicación posible para lo que ha sucedido, no sabes cómo pero allí has estado. Entre las preguntas que se hacen tus padres entre sí ¿a quién ha salido este niño tan capillita? Olvidando que ellos mismos en sus años de juventud hicieron lo mismo ¿quién no ha cortejado a una chica o un chico un Jueves o Viernes Santo?

Las Hermandades de Gloria que tenemos en el pueblo son el perfecto ejemplo de lo que digo. Nos podemos fijar en lo que se ve cuando llega la romería o salen el Santísimo, la Virgen del Rosario o la Inmaculada. Los jóvenes se acercan a ellas intentando coger un protagonismo que quizá no tienen en las de Pasión, es el perfecto empiece para ellos. A través de estas se dan cuenta lo que significa organizar una procesión para que todo salga perfecto, los detalles que pasan desapercibidos pero sin los que no se llega al fondo de todo. El trabajo que cuesta que salga adelante lo más mínimo. Esa escuela que estuvo a punto de partirse, ha vuelto a resurgir gracias a la juventud cofrade del pueblo, algo que debemos tener en cuenta y fomentar en lo que podamos.

La Cruz de Mayo es santo y seña de nuestro pueblo. Los nichos, que en otras fiestas se preparan para acompañar a distintas hermandades, cuando llega mayo se engalanan para rendir homenaje al mes. Más de treinta años acompaña a esta tradición de salir en romería acompañando a la Santa Cruz, que por primavera se vuelve alegría lo que en marzo es motivo de crueldad, esa dualidad que en nuestro pueblo se vive para todo, en la romería se vuelve hermanamiento. Todos juntos pasamos un día magnífico en el que, gracias al trabajo de muchas personas y aquí, también, los jóvenes tienen mucha parte de culpa, el primer sábado de mayo se convierte en el día romero de alegría y satisfacción.

No me puedo olvidar en este momento de las Hermandades de Gloria hermanas de La Cimada con su alegre Cruz de Mayo ¿Quién no ha disfrutado de esos días de algarabía? Igual que la alegría que desprende la Virgen del Prado cuando disfrutamos de esas fiestas. Porque me dirán lo que
quieran y que administrativamente pueden pertenecer a donde diga la ley, pero para nosotros La Cimada y Los Prados son y serán siempre parte nuestra.

El trabajo de los jóvenes se ve el día del Santísimo, esa fiesta que tenemos única y que cada día va cogiendo más auge en parte por la labor de estos. La decisión valiente que se tomó en su día dando el paso a que las andas del Señor fueran llevadas a costaleros está dando sus frutos, la juventud se ha acercado de una manera importante. Los caminos del Señor nos han traído lo que nos hacía falta. Estamos viendo como cada día tenemos más altares para el Señor en los días grandes del Corpus o como se hace una alfombra que es Ya un signo de identidad del día de San Pedro, cuando celebramos Nuestro Corpus.

A la Virgen del Rosario los jóvenes le rezan entre cornetas y tambores, esa escuela de música que hace que el Señor y su Madre, cuando lleguen los días grandes, anden con un ritmo especial se lleva todo el año de preparación. La Banda Municipal Maestro Paco Tenorio con su escuela de música y la Banda de Cornetas y Tambores Nuestra Señora del Rosario con sus ensayos diarios. El trabajo de la Hermandad de la Patrona es silencioso pero constante. Tengo que acordarme de ti Ana, fuiste de las primeras personas que confió en mí y me pidió ayuda para que la Hermandad no se viniera atrás, aun recuerdo tus palabras de ánimo y como me pedías a mí consejo, como si yo pudiera ayudarte en algo, pero esa confianza que tuviste en mí me animó a seguir hacia adelante en muchos momentos, me dijiste que llegaría lejos y… no sé si he llegado lejos, pero por lo pronto estoy aquí pregonando la Semana Santa de nuestro pueblo, como tú me dijiste.

Pero aun nos queda mucho trabajo por delante, los jóvenes se van acercando, tenemos que darles paso y animarlos. Me han contado que la festividad de la Inmaculada era de las más importantes del pueblo, de la comarca, que se celebraba de una manera especial. Los auroreros, que han mantenido esta tradición durante años, continúan con su labor en la Hermandad ¿hay algo más bonito que oír la aurora todos los domingos de madrugada? esa labor que continúan haciendo y que nos hace diferentes, la debemos potenciar. A la Inmaculada le tengo un cariño especial, en mi casa se pasea todos los días la “Virgen con las manos juntas” en un tronito pequeño, que no hay tarde que no le toquen mis niños una marcha o le canten una salve. No pasa un día que no me digan que vayamos a la Iglesia a verla, que me pregunten cuándo va a volver a salir… así es difícil olvidar a la Aurora.



Mes de mayo y cruces, sábado de algarabía y camino
Carrozas de mistela y dulces para compartir con los amigos.


Qué contento tiene que estar el Señor con nuestro pueblo
lo paseamos en el Corpus dos veces, en su fiesta y en San Pedro
al son de costaleros, de altares y de niños de comunión
que alegran la tarde en que Dios llega, aquí estamos Señor.


A su madre le rezamos con música
cornetas y tambores para Rosario
deja que la chavalería se acerque con alegría.

A la Aurora los rezos en penumbra
guitarra, palillos y campanas de devoción
todos los domingos en la madrugada
la vida se convierte en tradición.


Caridad

Tenemos hermanos a nuestro lado, todos somos una misma familia, la de los Hijos de Dios. Nos ayudamos unos a otros, eso es indudable, siempre desde el principio de los tiempos los andaluces hemos sido los más solidarios del mundo, por ende los Arriateños así lo somos también, de eso no hay duda. No tenemos nada más que mirar en nuestras Hermandades. Hemos sido depositarios de un legado de siglos de historia. La Iglesia, las Hermandades y el Pueblo, nos debemos a ello y a intentar mantenerlo. Una de las formas de perpetuarlo es ayudándonos unos a otros, pero a veces se nos olvida que el fin, en ocasiones, es el mismo y nos dividimos y afrontamos la guerra cada uno por nuestra cuenta. Desde la Iglesia tenemos una asociación, ONG se llaman ahora, que se dedica a la ayuda a los demás y a la que llamamos Cáritas. Al tiempo desde el Ayuntamiento una Delegación que se llama de Servicios Sociales que se dedica a que a nadie le falte nada. Mientras en las Hermandades las Bolsas de Caridad o Vocalía de Caridad hacen una labor encomiable para ayudar a Hermanos y no Hermanos ¿No sería factible hacer algo entre todos, los tres, para que no se pierda en burocracia o papeleos inútiles la fuerza necesaria para llevar a cabo el empeño juntos? Sería muy triste que hoy en día algunos abuelos se acuesten sin cenar para darles la comida a sus niños, a sus nietos, parece duro, pero eso, aquí, también está pasando.


Jueves mañana

Aun no ha amanecido y los ríos de personas con nombres de calles se dirigen, como afluentes, al nacimiento del río principal que se encuentra en la capilla del Divino Nazareno, allí donde nos encontramos las emociones y las lágrimas, unas de alegría y otras de exitación, no sabemos muy bien qué nos lleva, pero allí nos encontramos ¿será Dios?

El alba intenta abrirse paso entre la noche, empuja al cielo estrellado esperando que Dios diga “hágase la luz” para que aparezca todo el esplendor del día. Es Jueves Santo, la noche aún cerrada se va despertando al golpe de un nazareno en la puerta, golpe seco que despierta a la cofradía para que la calle se llene de túnicas moradas, como tu señal Señor en la cara.

Los pulsos se paran ante la inminencia del gozo, todo está escrito año a año, pero no impide que los corazones se encojan. No está escrito lo de este día, por mucho que se parezca uno a otro.

Sólo hay que saber esperar para ver y en Arriate sabemos esperar. Los nervios se van apoderando de los allí presentes, alguien pregunta:
— ¿sale ya?
— Espera que lleva muchos nazarenos
Una nube de incienso sale de la capilla, avasallando, inundando la calle para que todo el mundo sepa qué lo que llevamos un año esperando ya está aquí. Ya no hay quien lo detenga, el momento ha llegado y no podemos esperar más para que las mejillas se inunden de lágrimas al ver al bendito Nazareno, su dulzura y su belleza, prendido por nosotros, que no sabemos lo que hacemos, entregándolo al pueblo del que es dueño para que decida por Él lo que realmente es para nosotros.

Siempre amanece, pero no todos los días son igual. Esta mañana está Padre Jesús en la calle, no cabe un alfiler cuando empieza a bajar para dirigirse a ese templo que llevamos en nuestra alma todos los días del año.

Las emociones se reflejan en las caras de las personas que esperan en la acera a que se acerque Él, conforme va llegando el momento la espera se hace más lenta y más impaciente, no podemos seguir quietos, nos movemos de lado a lado, sobre los pies, los sentidos están a flor de piel porque es Él quien se acerca a nosotros.

La luz del día nos muestra otro rostro del que habíamos visto en la salida a la luz de las velas, su dulzura sigue siendo la misma pero es otra, es otro Señor el que está ahora en la calle, es como si tuviera una mirada para una hora y otra para la otra, sigue caminando arrebatando corazones allí por donde avanza, no hay manera de alejarse sin derrochar una sonrisa.

Siempre hay alguien que ha venido de lejos y pregunta – ¿Dónde es mejor verlo?


¿Qué dónde es mejor verlo?
En la calle La Fuente o en la calle San José
En la calle torcía o al final de la calle Ronda
En la calle Málaga o en Cordones
Bajando o subiendo las Casas Nuevas
En el río o en el huerto
Bendiciendo al pueblo en la Estacá o bajando por la Albarrá
¡Pero dará igual dónde lo estés viendo
Si estás disfrutando de Dios en la calle!


Amor fraterno

El Jueves Santo es el día del Amor fraterno, es día de reencuentro con familiares y amigos que vienen a vivir estos días en que conmemoramos la pasión, muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.

Es un día de besos y abrazos. Porque hay pocos días al año en que nuestros más allegados que están lejos vuelven a nuestro pueblo. En Navidades y en los Santos suelen venir algunos, pero en Semana Santa no falla ninguno. Las calles y plazas son un hervidero de gente, los besos y abrazos se reparten por doquier y todo es festivo en nuestro pueblo, es el día del amor fraterno y se vive.

También es el día que comienza el Triduo Pascual. Éste día celebramos la última cena, con ello se instaura la Eucaristía, ya no volveremos a celebrarla hasta la Pascua de Resurrección. Son tres días en que la Parroquia es el centro del pueblo, todo pivota sobre ella y sus celebraciones. El centro de todo es el Monumento donde se guarda el Cuerpo y la Sangre de Cristo que debe servir estos días.

También debemos acercarnos a oír el canto de los Auroreros a nuestras imágenes, el Jueves a Padre Jesús y el Viernes al Santo Cristo, son momentos en que se ve la unión del pueblo en torno a su Fe, una delicia para las emociones.

No debemos olvidar nunca lo que celebramos, si estos días no pasamos por la Iglesia nada de lo que hacemos tendrá la importancia que se merece. Debemos postrarnos ante el Monumento, ante el Cuerpo de Cristo y rendir cuentas, sólo así merecerá la pena todo lo que hacemos a su alrededor.

La tarde, durante la celebración de los oficios, es la mejor parte del día. Va uno a reconciliarse con él mismo y con sus hermanos, en compañía de todos, sale uno reconfortado y preparado para lo que nos queda por vivir durante estos días.


Jueves noche

El debate siempre lo tenemos en nuestras calles ¿A ti que te gusta más Padre Jesús por la mañana o por la noche? He de confesaros que a mí, personalmente, me gusta más en la noche, debe ser por la imagen que siempre recuerdo de Él con la cruz a cuestas y el cirineo ayudándole o su postura que me invita a verlo así o la costumbre de mirarlo y rezarle en su nicho, no sé la razón. Nos gusta de todas formas pero todos elegimos una, lo importante no es eso, lo importante es que lo vemos y lo disfrutamos.

Es una delicia ver su andar pausado por la noche del Jueves Santo, su rostro ya cansado de todo el día va caminando despacio, sin prisas ¿para qué? Deja que nos recreemos de los momentos irrepetibles que nos van a hacer aguantar un año entero sin que lo podamos disfrutar por cada rincón, por cada calle. El bambolear de su túnica, melena al aire para curar nuestras heridas, los momentos se hacen eternos, irrepetibles.

Lo ves subir por la calle Cordones o Marbella y un escalofrío te recorre el alma, se te viene a la mente el encuentro que tuvo por la mañana con el Santo Cristo, lleno de emoción y ternura, donde las devociones se juntan para hacernos ver que Dios es uno y con Él nos basta. Tenemos la enorme satisfacción de repartir nuestro amor ¿habrá algo más grande?

Dios va paseando por donde nosotros lo hacemos todo el año y le dejamos paso, nos apartamos para poder apreciarlo en todo su esplendor, toda su belleza. El corazón, ya roto de tantas emociones vividas durante toda la jornada, no para de latir con fuerza, vemos como se nos va, bajando por la Plaza en busca de su encuentro con la Madre ¡ay la Madre!

Madre no hay más que una, dice un amigo, a lo que viene la respuesta “gracias a Dios” porque las madres son esas personas imprescindibles en la vida, esa que siempre está ahí y que siempre estará, hagas lo que hagas ella te respaldará y te tendrá en su corazón, no lo podrá dejar nunca porque ella está ahí para estar con nosotros.

Mirad, vamos una mañana a buscar un calcetín, miramos en el cajón que tenemos en la casa para ello, no está, lo buscamos por todos los cajones y rincones de la habitación, de la casa, de todos lados, bien ¿sabéis lo que pasa? Aparece ella y, como por arte de magia, en el primer cajón que habíamos mirado, allí, está el calcetín

-          ¿Ves? Es que no sabéis donde tenéis la cabeza.
Nos dice.

Y es así, son las personas más imprescindibles del mundo ¿qué sería del mundo sin las madres?

Una madre nunca abandonará a su hijo, por eso tras Padre Jesús aparece Ella, tranquila, como una reina en un trono de plata en el que nos recuerda que el Reino de Dios será para todos, pero ella es quien ordena y manda, para eso es la Madre.

Es en la puerta de la Iglesia, cuando se despide del hijo, cuando empezamos a echarla de menos, se va a su capilla y nos quedamos solos, cada uno de nosotros en el encuentro último e intimo con Él, con Padre Jesús, la puerta estará llena de personas pero nadie se fija en nadie, las miradas están todas concentradas entre el Divino Nazareno y tú, ya nada importa.

Padre Jesús nazareno
Muéstranos las manos que agarran la cruz
Esas que queremos amar
Quítate el cordón que te las amarra
Déjanos a ellas acariciar

Déjame ser tu cirineo
Aunque sea por un momento
Sé que no lo merezco
Pero no puedo vivir sin ello

Muéstranos tus pies desnudos
A los que en marzo nos acercamos con devoción
Pies gastados del cariño y del amor
Que todos derrochamos al verte, Señor


Personas y momentos

La Semana Santa está llena de personas y momentos que no aparecen nunca en los libros de historia, pero sin los que todo no sería lo mismo. Desde el florista que se esmera en que todo esté preparado para que cuando llegue el momento se ponga todo en su lugar, a aquellas personas que se acercan a las capillas a traer unos rosquillos o una copa de mistela para hacer los trabajos más livianos. O quien se encarga de encalá las paredes para que todo esté preparado. O la costurera que repara las túnicas para que sirvan de un año a otro o repasa los preciosos cinturones para que estén en perfecto orden.

También hay personas que se encargan durante todo el año de un trabajo que, aunque a veces pasa desapercibido, mantiene y se ocupa que no olvidemos nuestras Hermandades y tradiciones. En esta era global en la que estamos, las páginas de internet o las redes sociales hacen que chavales jóvenes de aquí estén todo el año recordándonos que aman y quieren todo esto. Las alegrías llegan, recuerdo un Jueves Santo en el bar de Manolito, un hombre nos invitó a un café, había visto la Semana Santa de Arriate gracias a esto y había decidido volver a visitarla, sus padres eran de aquí y hacía muchísimos años que no venían de Almería, al verla en internet les animó.

Ahora las formas de comunicarnos son otras, antes la única red social que teníamos eran los cuartos de baño, recuerdo que una vez entré en uno y ponía “Cristo Vive” debajo alguien anotó “ya nos has jodido la Semana Santa”

También están las personas que vienen a visitar la iglesia todos los días y que se acuerdan de sus imágenes en los momentos difíciles. Un día estábamos viendo un partido del Betis en la Peña, no recuerdo si el equipo tenía que ganar o empatar, el caso es que era importante ese día. Paco, nuestro Paquito, salió en el descanso decidido y con paso firme, al momento algunos lo seguimos, no es él de irse y dejar un partido así y tampoco estaban los ánimos muy calmados, se dirigió a la Iglesia y nos quedamos al fondo para que no nos viera, se acercó al nicho de su Santo Cristo y se arrodilló ante el reclinatorio, las bancadas estaban llenas, todos le miraban, rezó, se levantó, se persignó y dirigiéndose con voz alta y firme le dijo “Illo, amo”

Todo esto, también, hace de la Semana Santa algo importante para todos. Sin todos no seríamos nada, todos aportamos nuestro granito de arena y así debe seguir siendo.


Viernes

Y Cristo ¿a ti, qué te digo? ahí no tuve nada que ver, fuiste tú el que lanzó el flechazo, cómo no, un Viernes Santo gris, plomizo, no podía ser de otra forma. Yo estaba distraído, en la esquina, esperando para verte, me tenía que ir, me esperaban. Y me esperaron, claro, que más tiempo del que creían.

Saliste por la puerta de la capilla y el corazón recibió la puñalada del tiempo para que nunca ya volviera a ser lo mismo entre Tú y yo. A partir de ahí, no pasó día que no me acordara de aquel momento, no se acomodó el corazón en su sitio, inexplicablemente al ver tu silueta en la calle inconfundible, sin patrón que la calcule, buscándola en las paredes de las esquinas imposibles por donde se refleja antes de aparecer en la calle, sublime, espectacular sin un atisbo de mentira, allí Tú y aquí nosotros, abajo, esperándote con paciencia y esa virtud que nos influyes cuando te paseas por tu pueblo, Señor.

Tú Santo Cristo que no nos miras siquiera, no quieres que nos distraigamos en lo importante, no ves nuestras caras porque nos indicas lo que tenemos que mirar, al cielo. Vas mirando las estrellas en la noche para decirnos que ahí y no aquí es donde está tu reino y donde tenemos que llegar, nuestro objetivo no es de esta tierra, como no lo fue el tuyo. Debemos acercarnos a ti, pero a través de nuestros actos que nos lleven al reino de dónde vienes.

Las espinas clavadas en tu cabeza, una por cada error que cometemos contigo, cada día más, no aprendemos, pero nos perdonas y así es como nosotros nos acercamos cada día un poco más a ti, expirante, soltando el último aliento por nosotros, que no nos damos cuenta, no nos sentimos señalados a pesar que nos lo recuerdas continuamente.

Y de nuevo al encuentro la Madre, imprescindible en los peores momentos ¿cómo iba a abandonar a su hijo en el momento culmen de la expiración? Imposible, allí está ella, discreta y serena, como siempre, esperando que venga el hijo para darle el último aliento, ya quisiera Ella quitarse la vida en ese preciso instante para que el hijo siguiera adelante.

Se refugia en su Reino de belleza y oración, lo espera a Él ¿O es Él a ella? No sabemos, sólo sabemos que la única que tiene el privilegio de Reinar Jueves y Viernes Santo es nuestra madre, la Santísima Virgen de los Dolores.

En Arriate tenemos una Virgen
De los Dolores se llama
Que Reina más que nadie
Y a la que todos aman

El olor de los claveles que desprendes cuando pasas Santo Cristo por nuestro lado nos reconforta y nos hace creernos mejores de lo que somos. No te olvides de mí nos dices, y no lo entendemos. Te vemos irte, despacio ¿hay imagen más bonita que un crucificado de espaldas? Nos resistimos y te seguimos, te buscamos, otro rincón, otra silueta, otra sombra en la pared, otra oración, otro gozo… otro nosotros. Santísimo Cristo de la Sangre, no te olvides de mí, que yo intento que estés en mi vida todos los días.

Mira esa carita morena y herida
De dolor sangrante
Su mirada ya perdida
De mi Cristo expirante

Mira las manos desgarradas
El costado escarnecido
Las rodillas ensangrentadas
Y los pies doloridos

Por nosotros va yendo
Y le damos de lado
Te vamos pidiendo
¿Tanto te hemos dañado?

Mal nacío quien no te quiera
Santo Cristo de la Sangre
Sea de una, sea de otra
Sea de aquí o sea de fuera
Porque eres Cristo mío
De Arriate
La primavera


Nazareno de cola

El aroma a café recién hecho mezclándose con el olor a canela y naranja de los roscos te devuelven a los principios de todo. Ya tienes edad para hacerlo en tu casa, te pueden ayudar tus hijos o tu pareja, pero prefieres ir a casa de tus padres, es un ritual que no quieres perder, de camino ya van saliendo las lágrimas por el rostro que se va preparando.

Mientras te va poniendo la túnica tu madre te cuenta la misma historia de todos los años, los difíciles, de cuando no había ni siquiera para vestirse medio decentemente. La distancia de los años duros de emigración, cuando tu abuelo se sentaba, justo a la hora de salida de la cofradía, mirando el cuadro que le habían regalado y que tenía colgado en la pared todo el año, estos días lo ponía sobre la cómoda, unas velas a los lados y, en la mecedora, las lágrimas corriendo sin parar durante las horas de recorrido. Mentalmente va situándose en las calles del pueblo, a lágrima viva.

Mientras tu madre te lo cuenta, de nuevo, tu padre va preparando las tazas de café y los roscos, se sienta y te cuenta la historia de los años de posguerra en que apenas había quien saliera en Semana Santa.

Una vez puesta la túnica, le toca a tu padre “Como el coloca el cinturón no lo hace nadie” al tiempo te cuenta que perteneció a tu abuelo, lo que significan los bordados, la herencia que no son ni cortijos ni grandes tierras, es una Fe y una devoción que el pueblo trasmite de padres a hijos y a nietas y que se ve reflejada en el cinturón que, con el cariño y el amor que sólo un padre puede, te ata a la cintura.

Bebes el café con prisa, se hace tarde, mientras terminas de masticar el rosco y le dices lo bueno que está, le das un beso de despedida, vas a cumplir con el rito que hace siglos hacéis en vuestra familia, acompañar a la devoción de tus mayores y que tú trasmites a tus menores.

Una vez en la capilla te dispones para todo. Con tu cirio en la mano, cerca de la Cruz Guía, pasas por el lado del trono y se escapa una mirada y una petición, sencilla, sigues adelante. El paso decidido y lento te va llevando por las calles que convierten Arriate en la Jerusalén de hoy día. Entre rezos y oraciones por todos los que te han precedido, vas recorriendo la memoria que te lleva todos los años desde que eras pequeño hasta ahora, al tiempo que haces historia recordando la añoranza de tus antepasados que pasaron por lo mismo que tú haces ahora. Continúas, alguien te pisa la cola o se pone delante de ti impidiéndote el paso, pero sigues, nadie puede contigo.

Durante todo el recorrido no has tenido la oportunidad de ver ni una vez a tu imagen, tu devoción, tu Fe y tu consuelo, sabiendo que tú NAZARENO DE COLA eres la única persona imprescindible en nuestra Semana Santa.

Sábado

Todo está consumado, no busquemos más, el Señor ha muerto. Tras tratarlo como lo hemos hecho. Condenarlo, siempre preferimos al ladrón antes que el creador, nos llena con sus palabrerías y despreciamos al que todo lo hizo por nosotros. Hacerle cargar con la Cruz de nuestros pecados sin siquiera tener en cuenta que somos tú y yo quienes debíamos hacerlo. Después de verle clavado y expirando, dejándolo de lado todo y diciéndonos que nos perdona, nosotros no, nosotros en nuestro tremendo egoísmo lo hemos dejado morir, pero ¿está muerto de verdad?

Me decía una vez una persona que ella no creía en un Dios muerto, por eso le gustaba más ser Jesuista que Cristina, mi respuesta fue sencilla en ese momento, no tiene pérdida, la razón de todo esto es lo que recordamos, la Pasión, Muerte y Resurrección. No le demos más vueltas, sin un Cristo Vivo no hay nada que se pueda hacer, por eso cuando paseamos al Sepulcro lo estamos haciendo, como dicen mis niños, al Señor Dormido ¡qué frase tan bonita! Pues es verdad, lo tenemos adormecido, como adormilado, esperando que lo despertemos de un beso, de una caricia y le digamos “Señor, aquí estamos para lo que necesites” y ese momento se produce, año a año, en la esquina de la calle Málaga, justo antes de empezar a bajar, en esa revirá lenta y precisa siempre se oye la voz de Pepito Reyes que rompe el momento de silencio para levantarnos a todos los corazones “VIVA EL SANTO ENTIERRO” y el mundo se te viene a los pies.

El Sábado Santo tiene algo que no tienen otros días. Los latidos son más lentos, el tambor destemplao que anuncia que el Señor está en su reposo nos hace acompañarlo con más parsimonia, sin prisas.

La eternidad de Dios en la calle, su pausado y lento andar nos hace fijarnos en los detalles, la saeta sale por los rincones, lo acompaña en todo momento. El cante hecho oración y los rezos que todos vamos haciendo acompañándolo en ese portentoso trono que maravilla a todos.

Ya llega a su casa y la noche se ha cerrado, todo lo vivido nos deja una herida en el alma difícil de superar, el primer día vimos la desolación de una capilla vacía cuando la cofradía salía, ahora vemos como se llena poco a poco de túnicas negras y capirotes rojos, las lágrimas de emoción del primer momento se convierten, sin quererlo, en ojos llorando de tristeza, se nos ha ido y no sabemos qué hacer, encontramos un vacio en nuestro interior que no sabemos cómo llenar, nos acercamos a la puerta para comprobar que, efectivamente, está cerrada y que todo ha terminado, no nos lo queremos creer, pero es así. Hasta luego Señor, te esperamos el año que viene cuando la primer luna llena de marzo luzca en todo su esplendor.

No nos abandones Señor
Como nosotros hemos hecho contigo
No sabemos lo que hacemos
Danos tu amor para volver a ser tus hijos

Muéstranos el camino
Para poder acercarnos a ti
No nos dejes así todo un año
Que estamos perdidos

¿Qué podemos hacer para que nos perdones?
¿Cómo resarcimos nuestro daño?
¿Podemos rezarte todo el año?
¿Ayudar a nuestros hermanos?
Dinos Señor que hacemos
Si eres Tú el que nos da la vida

Danos Señor una señal
Que nos llene día a día
Dios ha resucitado
Vivámoslo con alegría

Ella

Y de nuevo Ella
Siempre Ella.

No puedo, ni dejo pasar un día en el que no me acuerde de ella

La Reina entre las reinas
La flor entre las flores
La bella entre las bellas
Y la serena en el mundo de la serenidad
Siempre me acompaña
Y yo, no puedo vivir sin Ella.

Me da igual que te nombren Dolores o Paloma,
Rosario, Auxiliadora o Inmaculada
Esperanza o Soledad
Que te vistas de corinto o negro
Verde o luto
De Reina o Hebrea
Que salgas Domingo, Jueves o Viernes Santo
Como si lo haces en mayo, octubre o diciembre
¿Qué más dará?
Sales a reinar en el mundo
Que precisa de tu Esperanza y Soledad
Que es un universo en el que nunca estás de más
Yo te espero en cada rincón y tú me acompañas
¿Qué más puedo esperar?

Dolores Reina de Arriate
Que te reza con fervor
Te llenan de arte
Y te colman de amor

Paloma de amanecer
Del domingo más hermoso
El barrio que te vio crecer
Entre flores y gozo

Rosario patrona de Arriate
Alegría en las plazas y calles
Que va con todo el arte
La que Reina en este valle

Auxiliadora reina de los cristianos
De mayos esplendorosos
No nos abandones de tus manos
Olor y color de los gozos

Hay una Virgen Inmaculada y bella
Que llena de alegría la Aurora
El amanecer es de ella
Y de quien con ella reza y mora

Esperanza reina morena de pureza
Puente de plata y algarabía
Que en la madrugá lejana hay quien te reza
¡No tardes que al barrio sin ti le falta la alegría!

Soledad reina de Ronda y la Serranía
Mi corazón al verte se deshace como el papel
Sólo ver tu cara me llena de alegría
Contigo a mi lado no hay trance cruel


Y es que quien Reina y goza de la alegría de estar siempre al lado del Señor
Sea quien sea, se llame como se llame
Siempre es ella y a ella nos debemos
No podemos hacer nada, ni queremos
Sólo quedarnos al lado de la Madre que nos vio nacer a todos
Cada uno tendremos la nuestra pero Ella es la de Dios, y la de todos.
No lo olvidemos nunca
Recemos con devoción que la Virgen María, nos oye a todos.
Pidámosle si es necesario
Pero ofrezcámonos también
No hay mayor alegría que ver la cara todos los días
A la Madre de Dios.



Y cuando llegue el momento definitivo
El abrazo sin fin
Prefiero morir contigo
Que haber vivido sin ti.





















La Semana Santa de tus Sueños

Y volvemos al principio, a esos momentos de nervios y alegría que nos van a llevar a los días grandes, los que todos soñamos durante el resto del año, que se apresuran en la agenda como queriendo montarse unos encima de otros.

Nos hemos preparado durante la Cuaresma para estos días, hemos celebrado con orgullo las festividades de nuestros titulares, todo lo tenemos preparado, no se ha quedado nada al azar.

El final volverá a ser el esperado, el soñado, el preparado, pero no por eso dejamos de hacerlo una y otra vez. Los corazones se volverán a estremecer como hacen siempre, la sangre volverá a bullir, como en los grandes momentos.

¿Estáis preparados? Que así sea. Y cuando lleguen los días en que Dios invade nuestras calles, nuestra alma y mente estén preparadas para satisfacer las emociones que nos vamos a encontrar.

Vamos a la calle,
Dios nos espera.

Ya están ellos en las puertas de la Gloria que es Arriate, no les hagamos más esperar, vamos con alegría y fervor, acompañémoslos, dejémonos arrastrar que es el momento y ya ha llegado.

¿Estamos todos?
Pues vámonos de frente que ya está aquí

LA SEMANA SANTA DE TUS SUEÑOS
HE DICHO



Aquí enlace para ver el Pregón por gentileza de Roberto Ochentaydos 

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